Don García y su cuñado (el cuñado ni siquiera merece ser mencionado por su nombre y apellido) eran funebreros.
Cuando García se despertó como todas las mañanas a las 5:30 ya sabía que sería un día muy largo. 23 horas más tarde el y su cuñado viajaban en un Peugeot 506 por la antigua Ruta 2 al límite de la velocidad del fiel vehículo, eran perseguidos por un Ford Falcón con seis hombres que les gritaban insultos y les disparaban a los neumáticos para poder hacer detener el auto y ajusticiar a golpes a dos de los tres prófugos.
Todo había comenzado un par de horas antes cuando en la funeraria “Crema del cielo” recibieron un llamado para buscar a un finadito a una ciudad lejana (más o menos a 350kms de distancia). El trabajo era sencillo traer al finado, realizar el velorio y llevarlo hasta su última morada.
El plan fue malo desde el comienzo ya que por ahorrarse un par de pesos García y su cuñado decidieron buscarlo en el Peugeot y no en la correspondiente ambulancia. Llegaron a destino y luego del correspondiente papeleo sentaron al futuro homenajeado en el asiento de atrás aprovechando la famosa rigidez cadavérica. El vieja fue un desastre, se caía para un costado, se iba para el otro, en cada frenada había que acomodarlo y el olor era bastante fuerte.
La noche caía en la ruta y al cuñado de García se le ocurrió una idea, frenaron en un lugar de mala reputación que había en el km 130 de la Ruta 2, los dos que se podían bajar del auto se bajaron y el tercero se quedó en su asiento.
-¿Hola chicos, quieren divertirse un rato?- pregunto una muchacha que estaba en la puerta.
-Nos encantaría pero tenemos un problema -dijo el cuñado de García.
-¿Que problema?
-Estamos de despedida de solteros pero nuestro amigo es tímido y no quiere bajar del auto.
-Pero hubiesen empezado por ahí, voy yo y te lo convenzo.
-¿Estas segura?
-Yo te convenzo hasta los muertos.
De ser cierta su habilidad hubiese sido de gran ayuda ya que luego de asomarse por la ventana pego tal grito que varios de los clientes del salieron a ver de qué se trataba.
-¡¡¡Llevan a un muerto!!!, ¡¡¡ Tienen un muerto sentado atrás!!!
Descostillados de la risa García y su cuñado corrieron hacía el auto ante los insultos de algunos hombres, aceleraron y se marcharon a toda velocidad, un grupo de fieles clientes salieron en busca de ellos, uno disparó contra el auto su revolver un par de veces y le dio al cadáver en la nuca (no pasó nada grave) y así transcurrió la persecución. García y su cuñado estallados de la risa a todo lo que es por la ruta sin saber que antes del peaje se iban a quedar sin nafta.