Resulta que Luisito tenía un contacto en una morgue judicial que le permitía meterse a juntar material en el turno de la noche. Yo le vendía heladeras de telgopor y él era mi mejor cliente, en un momento le hice un combo (una heladerita y una bolsa de hielo) a un módico precio.
Culpa de la inflación tuve que subir un poco el precio y se quejó:
-¡Ehhh loco, esta carisimo!
-Subió todo ¿qué querés que haga?
-Pero ¡me está saliendo un ojo de la cara comprarte a vos!
Hicimos la cuenta y ¡era verdad! tenía que vender un ojo para comprar la heladerita.
La primera vez que conté esta anécdota fue en el velorio de la madre de un amigo. Lo conté serio y sin mostrar un solo gesto en mi cara. Fue un chiste arriesgado, en un momento muy delicado, existía esa tensión que hace que la gente se ponga nerviosa y como válvula de escape ante un evento tan traumático como un velorio se empiece a reír como estúpida. Hice estallar de la risa al viudo que se descompuso y murió de un ataque al corazón.
Lo que son las vueltas del destino el padre de mi amigo que murió por culpa de un ataque de risa fue a parar a la misma morgue judicial donde Luisito tenía acceso.
Por esa misma época me detectaron TMC (Trastorno de Mentiroso Compulsivo). Gracias a él durante muchos años tuve la compulsión de mentir constantemente.
Aun miento un poco y ¡ojo! que no estoy mintiendo diciendo que miento. En eso estoy diciendo la verdad, pero generalmente todo lo que salía de mi boca por aquellos años eran mentiras.
Al principio mentía para entretener y sentirme importante como cuando le conté a mis amigos sobre mi aventura sexual con la sobrina de Angelina Jolie (era como verla a ella pero más joven). Me las ingeniaba muy bien para buscar supuestas evidencias para respaldar mis historias, hacia un gran trabajo.
Luego empecé a mentir para no hacerme cargo de mi vida adulta. Fingí tener una enfermedad física muy grave que me obligaba a estar acostado once horas por día para evitar que me agarre un “soplido en el corazón”. Contraté a un doctor, pagué los estudios de rayos X falsos y hasta inventé el nombre y la cura de una enfermedad.
Cuando me aburrí de mi propia mentira “me cure” y deje de vivir en la habitación de mis padres que ya bastante problemas tenían los dos estando desocupados y con una montaña de deudas.
Me di cuenta que mentir todo el tiempo y hacer que la gente me creyera no me divertía siempre. Necesitaba trabajar en la mentira, quería que no fuera algo fácil, tenía que ser un reto, jugar con la falsedad hasta conseguir ese momento en el que me encontraba a mi mismo diciéndome “soy un capo, se creyeron que perdí el brazo derecho combatiendo en el extranjero”.
En un momento empecé a pensar ¿qué tan lejos puedo llegar con una mentira? Asique me la jugué y armé mi propia ciudad en un campo de dos mil hectáreas en La Pampa. Convencí a 600 familias de que yo era enviado de Dios y que les traería la salvación si me seguían y cumplian con los diez mandamientos que yo mismo había escrito en una servilleta de un café de una estación YPF cuando nací por segunda vez. ¡Si! tuve dos nacimientos, nací y volví a nacer sin morirme antes (cosas que me pasan a mi nomas). Como en La masacre de Jonestown.
Me querían, eran muy fieles y todos vivíamos en comunidad. Lo malo es que cuando la mentira es tan efectiva uno se cree el rey del mundo y eso puede traer consecuencias.
Lo experimente cuando le declaramos la guerra a la provincia de San Luis (se nos fue la mano) ver como la gendarmería prendía fuego las casa de mis fieles fue mucho y me hizo replantearme un par de cosas.
Muchos me dijeron “Si mentías tan bien ¿porque no te metiste en la política?” No lo hice porque necesitaba gente que se acercara y creyera en mí. En política hay mucho que se acerca porque quieren un pedazo de torta y yo lo hacía para no aburrirme y experimentar.
No se como me cure, pero de un dia a otro deje de mentir a voluntad. Así como si nada dije en voz alta “no voy a mentir más” y no mentí más.
Desde ese momento me empecé a sentir feliz, fui honesto y obtuve mi recompensa. Me enamoré de una mujer hermosa que se llama Luisana Lopilato por ahí la ubicas de algún lado ¡es actriz!…si… si… es muy bonita.
No te quiero distraer ahora que terminaste. El problema es el siguiente: No traje efectivo para pagarte este corte de pelo, pero si me bancas puedo ir al cajero y vuelvo ¿si? si no te puedo hacer un chivo por Instagram…le digo a Lu que te haga una mension en el de ella y sabes la cantidad de gente que va a venir ¿Tenes afilada las tijeras?¿Podes manejar mucha gente en este lugar? Mira que va a ser un despelote a todo culo ehhhh.