Cada diez años la puerta del quinto sótano del pentágono se abre por un minuto y diez periodistas entran a buscar los archivos clasificados del FBI que el tiempo y su curiosidad le permita, para poder leerlos y publicarlos a sus lectores sin reserva alguna.
Demás está decir que en ese sótano no hay ningún archivo clasificado que revele nada sumamente importante ni que amenace la seguridad nacional. Más bien se encuentran archivos con investigaciones atípicas y pintorescas que hace las delicias de los que los periódicos amarillistas.
Un detalle no menor es que si al cumplirse el minuto los periodistas no salen de aquel sótano, allí se quedan durante una década. Es conocido el caso de una pareja de periodistas (los Jhonson) que se conocieron encerrados en el sótano, se enamoraron y formaron una familia en la década que estuvieron encerrados en aquel lugar.
Entre los archivos clasificados que rescató un periodista del Washington Post se encuentra el curioso cado de Ricardo Silva un argentino que sufrió un ataque de Epitaleomolitis, un extraño fenómeno que solo se dio en él.
¿Ustedes se preguntaran que lleva al FBI iniciar una investigación en Argentina? En un principio cuando se encontraron los restos de Ricardo se pensó que se trataba de una masacre producida por una alienígena o una forma de vida más inteligente, ya que según los peritos que llegaron a la escena parecía como si un alíen hubiese estallado desde adentro del estómago del bueno de Ricardo por ello el gobierno de los Estados Unidos metió las narices en aquel extraño caso y de paso para ver si había algún yacimiento petrolífero interesante que amerite una guerra contra nuestra amada nación.
Era el viernes 4 de diciembre del año 1996 y Ricardo Silva junto a cuatro de sus compañeros de la distribuidora del norte (una distribuidora de juguetes sexuales) entraron a un bar a tomar una copa luego de una larga y cansadora jornada de trabajo, cargando largos y cansadores juguetes sexuales que en aquella época no tenían el tamaño discreto que tienen algunos dildos ahora, en los 90 entregar un pene de goma era más o menos como entregar una un piano y tener que subirlo por escalera a un sexto piso, un trabajo pesado e incomodo y a veces difíciles de explicar, por eso mucho de los consumidores de ese mercado preferían que las entregas a domicilio se hicieran a la luz de la luna.
Los muchachos bebieron un par de cervezas, rieron un poco, según testigos uno de los compañeros de Ricardo pidió una picada grande para compartir entre los cinco, ese fue el momento en que nuestro protagonista fue al baño para “cambiarle el agua a las aceitunas” según relato de los testigos.
¿Alguna vez les paso que se estornudaron y se tiraron un pedo mientras orinaban? Por supuesto que no, esto es gracias al Epitaleomo izquierdo del cerebro que se encuentra a la izquierda del sistema nervioso central y hace que el organismo funcione en perfecta armonía.
Para bajarlo al llano el Epitaleomo haces las veces de semáforo impidiendo que uno estornude mientras esta expeliendo orina o que uno se tire gases mientras que estornuda. Parece una función intrascendente pero no lo es.
Por primera vez en la historia de la humanidad este “semáforo” dejo de funcionar permitiendo que todas estas acciones se superpongan produciéndole al señor Silva un desgarro estomacal, una fractura expuesta de tráquea, desprendimiento de la pierna derecha que fue a parar a la cocina del bar, dislocamiento de los dos hombros, accidente cerebro vascular, dos pre-infartos y un infarto, una espantosa muerte y el ruido de una explosión similar al que hace una bomba molotov cuando estalla.
Si bien no volvió a registrarse ningún caso similar, hay científicos que sostienen que nadie está libre de sufrir una Epitaleomolitis.