La primera vez que oímos hablar de Skydweller nos sorprendimos. Y no es para menos. Esta empresa hispanoestadounidense había comprado el avión solar desarrollado por la suiza Solar Impulse con el propósito de continuar con el proyecto y darle viabilidad comercial. Además, aunque tiene oficinas en Madrid, había instalado su centro de ingeniería y desarrollo en el aeropuerto de Albacete. De exotismo va sobrada.
Eso sí, Skydweller va muy en serio. Su avión no tripulado de vuelo perpetuo ya está realizando vuelos de prueba y ha conseguido llamar la atención no solo del Ministerio de Defensa español; también del Departamento de Defensa de Estados Unidos y de los Ministerios de Defensa de Francia y Luxemburgo. Todos ellos, según los responsables de la empresa, han dado ya los primeros pasos para formalizar su futura relación comercial con la start-up aeronáutica establecida en Albacete.
Suena prometedor. No obstante, las aplicaciones en las que encaja la aeronave que ha desarrollado Skydweller no son solo militares; también aspira a tener un papel importante en la transición ecológica en la que nos hemos embarcado y puede intervenir en acciones de salvamento marítimo, en la lucha contra los incendios, e, incluso, puede actuar como una torre de comunicaciones volante capaz de proporcionar cobertura 5G a lugares remotos o en situaciones de emergencia, entre otros escenarios de uso.
Algunas cifras para ir abriendo boca antes de meternos en harina. El avión solar de Skydweller puede permanecer en el aire durante más de 90 días consecutivos; su envergadura, 72 m, es mayor que la de un Boeing 747-8; tiene un alcance ilimitado, y, sorprendentemente, a pesar de su intimidante tamaño (os aseguramos que impone cuando lo tienes delante), pesa solo 2500 kg. Como un coche grande. El futuro de esta aeronave parece prometedor, pero de lo que no cabe duda es de que en su interior palpita mucha tecnología.
Durante nuestra visita Sébastien Renouard, el director de operaciones y desarrollo de negocio de esta empresa, ejerció como maestro de ceremonias, y me parece honesto confesar que me llevé una grata sorpresa al comprobar lo bien que conoce este ejecutivo la ingeniería de la aeronave. No es frecuente que un alto cargo con su perfil se sienta tan cómodo con la complejidad tecnológica de su propio producto (aunque no cabe duda de que debería ser así).
El avión solar de Skydweller tiene una doble ambición: permanecer en vuelo ininterrumpido durante el mayor tiempo posible, y, además, operar de una forma completamente autónoma. Sin piloto y sin la necesidad de ser controlado desde tierra. Su fuente de energía es el sol, por lo que uno de sus componentes más importantes es la matriz de paneles fotovoltaicos alojada sobre sus alas. De hecho, su envergadura responde, precisamente, a la necesidad de instalar sobre las alas una enorme cantidad de células fotovoltaicas.
El avión de Skydweller, en números
En las primeras líneas de este artículo os he adelantado algunas de las cifras que pueden ayudarnos a intuir lo imponente que es este avión cuando lo tienes delante. Como hemos visto, tiene una envergadura de 72 m, pesa 2500 kg y tiene un alcance ilimitado, por lo que, en teoría, puede volar sin problema de cualquier punto del planeta a cualquier otra ubicación. No obstante, estos no son en absoluto los únicos números en los que nos interesa fijarnos para entender de lo que es capaz.
La máxima altitud a la que puede volar oscila en torno a los 13 500 metros, por lo que su lugar natural está algo por encima de la altura a la que se desplazan los vuelos comerciales (aunque según Renouard puede integrarse sin problema en el tráfico aéreo civil). Por otro lado, su velocidad de crucero se extiende entre 45 y 90 km/h. Puede parecer poco, y sí, es poco si comparamos esta velocidad con la que alcanzan los aviones de transporte de pasajeros y mercancías, pero, como veremos en la siguiente sección del artículo, encaja como un guante en los escenarios de uso en los que aspira a ser utilizado este avión.
Más cifras interesantes. Su capacidad de carga adicional oscila entre 150 y 400 kg, lo que permite instalar en su interior un abanico de equipos bastante amplio con el propósito de que pueda resolver con éxito los escenarios de uso en los que estamos a punto de indagar. No debemos pasar por alto que cuando este avión entre en operación su cabina estará vacía, de manera que la ausencia de piloto permite incrementar su capacidad de carga útil. Además, la potencia eléctrica que es capaz de entregar para alimentar los equipos adicionales instalados en su interior oscila entre 2 y 20 kw.