La discusión giraba alrededor de la rotunda negativa del Municipio a pagarle las asignaciones familiares a los empleados municipales.
Quien haya visto alguna sesión del Concejo Deliberante se puede dar cuenta que desde el bloque del oficialismo siempre se apela al sentimentalismo para justificar lo injustificable. En este caso el problema que detonó la discusión fue la negativa del gobierno de Javier Gastón a pagar las asignaciones familiares.
Fue la presidenta del Bloque de la UCR Mariela Alfonsín en su intervención en la última sesión del HCD quien puso la situación en contexto:
“¿Sabe cuántas asignaciones familiares por hijo paga el Municipio de Chascomús? 930. ¿Sabe cuánto le representa al mismo Municipio pagar las asignaciones familiares como corresponde? Menos de un millón de pesos de un presupuesto de 3 mil millones de pesos- dijo la Edil y continuó-. Con el aumento correspondiente al mes de Septiembre a las arcas del Municipio le representa 2 millones de pesos. Entonces no me vengan a hablar de politiquería barata, de que a la oposición no nos importa nada. Uno hace los números responsablemente y se enfrenta a la sociedad con las cuentas claras y si no que venga alguien y diga lo contrario.”
En el final de la alocución la Concejal Alfonsín responde a las acusaciones de los Concejales oficialistas y a su reiterado recurso de desviar la mirada de las discusiones serias y apelar a distintas estrategias con el afán de no reconocer que en algunos aspectos el gobierno al cual están representando con el voto del pueblo hace agua y dista mucho de ser el gobierno ideal.
La ecuación siempre cierra de la misma manera para los Concejales de UXCH si alguien les reclama por las calles “están haciendo politiquería con las calles”. Si alguien les reclama por la inseguridad “están haciendo politiquería con la inseguridad”. Indudablemente todo sería mejor para este gobierno si viviéramos dentro de los videos institucionales como los que les gusta compartir en las redes de atardeceres soleados y la laguna filmada con un drone en donde todos sonríen y son felices, pero en ocasiones la realidad dista mucho de ser una propaganda política favorable