Acá estoy luego de un largo tiempo de no escribir. En Agencia Coranto me propusieron ser crítico gastronómico, básicamente mi trabajo es ir a restaurantes y escribir una crítica, más o menos como la chica del brunch pero menos boluda y con muchísimo menos presupuesto.
La idea era que además de comer gratis en los lugares debería pedirle publicidad para el portal a los dueños de los lugares a cambio de una buena reseña. Una mala idea por donde se la mire.
Como no conseguí un mango, escribir algunas cosas sobre una parrilla y use una crítica sacada de otra revista. Ya fue… cuando aparezca alguien que me pague el morfi iré yo. Mientras tanto disfruten de la siguiente crítica gastronómica.
El hombre entre las brasas.
El Ternerito en Celo parrilla ubicada en el km 2,5 de la ruta 29 a la altura de la ciudad de Coronel Brandsen Provincia de Buenos Aires fue el proyecto de vida de Eleuterio Gonzales su dueño durante más de cinco décadas.
Con manos firmes y carne de primera, su parrilla con espacio habilitado para noventa personas (si se aprietan un poco) sobrevivió a los vaivenes económicos de este país y se mantuvo como una parada obligada para todas aquellas personas que circulan por la ruta 29.
En sus años como patrón Eleuterio un ex empleado de un matadero y desde muy joven dueño de su propia parrilla ha empleado a más de un centenar de mozos, mozas y asadores. Hasta el momento en el que escribo estas palabras recibió aproximadamente unos 368 juicios laborales.
– No me van a sacar un peso ¡que coman mierda si quieren!-dijo en varias ocasiones Eleuterio.
El ternerito en Celo fue declarado de Interés Municipal en 2018 y cuentan quienes más conocen a su dueño que el día que recibió el reconocimiento de parte del Concejo Deliberante fue una de las pocas veces que se puso un saco y una camisa que no estuviera manchada con grasa.
– En mi parrilla se come carne, los veganos que vayan a comer yuyos o mierda de pajaritos, acá no hay espacio para desviados-dijo Eleuterio cuando le preguntaron si el menú contemplaba alguna alternativa vegana.
Una revista Pesca para hombres que se quieren separar pero no tienen huevos en su edición número 440 le dedicó un párrafo al famoso lugar.
“Uno entra a El Ternerito en Celo y es abrazado por una nube humo típica de parrillas de nuestro país, en las paredes del enorme salón se pueden ver miles de fotos ya descoloridas de viejos equipos de fútbol, posters de autos de carreras, fotos de Gardel, Sandro y otros artistas ya muertos.
Sobre el piso se puede patinar por la grasa pegada, me animo a decir que si en algún momento alguien se dignó a lavar esos pisos fue antes del retorno de la democracia y le pasó un trapo por arriba, como para despegar un poquito la mugre.
A lo lejos y en un rincón del salón se puede ver un escenario en donde descansan unos micrófonos de dudosa conexión eléctrica detrás de unas rejas ¡Si tienen un escenario con rejas! así como podemos ver en la escena de la película The Blues Brothers para que cuando los comensales borrachos empiecen arrojar botellazos al escenario los artistas puedan terminar de tocar con la menor cantidad de golpes posibles.
Es un antro de mala muerte pero se come espectacular, asado, cuadril, carré de cerdo, papas fritas doradas y crocantes son parte del menú más común de El Ternerito en Celo. A pedido especial te matan la vaca que elijas y te llenan un tubo de ensayo con la sangre del animal sacrificado.
Dicen los mozos más viejos que las vacas son alimentadas con pasto y con restos de otras vacas
“Todo lo que sobra se lo damos a las vacas que aprendieron a comer porquerías, por eso es tan rica esta carne”, me comentó uno de los parrilleros mientras intentaba quemar las pruebas de un posible asesinato en la enorme parrilla.
Si quieren comer rico, barato y jugarse la lotería con el ácido úrico, les recomendamos El Ternerito en Celo.
PD: Si quieren conocer al dueño no vayan a la hora de la siesta”
Revista Pesca para hombres que se quieren separar pero no tienen huevos. Febrero 2017.
Eleuterio Gonzales, el hombre entre las brasas es fanático de dormir la siesta, no se lo puede molestar, eso lo sé de primera mano ya que fui a pedirle canje para publicar esta nota y sin querer lo desperté de la siesta, ese es el motivo por el cual tengo un hombro mas caído que el otro, por el balazo de un calibre 22.
El Ternerito en Celo es la parada obligada para quienes transiten la ruta 29 y deseen atascarse y taparse todas las arterias del corazón en una sola cena, con papas más viejas que la mierda, un aceite en ocasiones es rebajado con aceite para motores diesel.
Es uno de esos lugares que tienen la impronta de su pueblo, son el fiel reflejo del alma de los lugareños y ocupa un caro lugar en los afectos de todos los que pisaron alguna vez su resbaloso suelo.
También hay ratas del tamaño de un motor home y varios riesgos de contraer alguna enfermedad que requiera internación con respirador artificial.
Nacho López abril 2024