Cuántas veces escuchamos en la TV, o Medios digitales que en los últimos años «La pandemia ha acelerado una transformación digital en empresas organismos y la vida misma de cada ciudadano» seguidamente la primer imagen que viene son las video llamadas, trámites online, compras en línea, pero eso solo es una pequeña capa de la superficie que la digitalización o internet nos propone, el cambio en realidad es mucho más profundo y complejo, que requiere esfuerzo y energía.
Una transformación digital implica muchas más cosas, crear conocimiento como base, obtener el valor de esto, automatizar cosas que aún aprendemos como hace 50 años y que son innecesarias, también significa tener datos y optimizarlos, es indispensable que llegue a cada ser humano de este mundo que así lo requiera, para aprovechar el «todo» como un valor de nuestra especie, dejar de pensar como individuos y en grandes rasgos empezar a pensar como habitantes de este mundo. Este es todo un desafío.
Por eso la digitalización no podemos plantearla como algo tan superficial, es mucho más complejo, este «nuevo mundo» en línea solo es una capa superficial.
Lo mismo sucede con la política y sus eslogan «Argentina crece», «Argentina avanza» o «Argentina un pais en serio», solo son palabras que nos caen bien, pero sabemos ¿como?, no podemos quedarnos con estas palabras superficiales, sino pasará el tiempo llegaremos al 2050 con los problemas actuales y los problemas de las 3 décadas siguientes.
Pero no sólo la superficialidad está en la política, en los avances, sino en nuestro dia a dia, cuando leemos a pseudo gurús que se les considera semi dioses, padres de alguna estrategia milagrosa, hace 20 años hablan de lo mismo, cambian algunas palabras y venden de nuevo, pero los escuchamos sin pensamiento crítico, a veces por que la gran masa de gente lo hace nosotros también.
Estas cosas las aceptamos, aunque en el fondo sabemos que solo es humo, pero nuestros sego a veces nos juega esta mala pasada.
Todos estos casos nos llevan a una misma cosa: nos gusta mucho hablar, aparentar, decir que hacemos, prometer lo fácil, visualizar vidas felices y sin esfuerzo… pero se nos olvida de la ecuación aspectos como el esfuerzo, la formación, el conocimiento o… ¡chán! La maldita suerte.
Si somos una sociedad que no puede ver esto, será el tuerto el innovador, el crack, nos encantan las palabras y vocablos, hablar de revolución, transformación, pero creo que estamos más ciegos que Demódoco en la odisea de Homero.
La realidad es que tampoco existen certezas para tomar decisiones, en la vida misma no tenemos certeza, pero si queremos controlar todo cuando no controlamos nada, seguir gurús o imitarlos cuando no los conocemos en realidad, no profundamente al menos, solo se muestran de una manera superficial.
Al menos yo no quiero seguir a Elon Musk, Jeff Bezos, El Dalái Lama o el mismo papa, creo que prefiero confiar en mi instinto de lo que me digan personas que ni conozco.
La originalidad como base, es eso que haces y te hace sentir como estar acostado en el mejor colchón, con la mejor frazada, calentito, en eso en que crees y lo das todo, digan lo que te digan los demás.
Porque sabes que eso es la consecuencia de tu creatividad, no de tu mediocridad.
Debemos expresar lo que queremos en realidad, no lo que nos enseñan a querer, tomar acción e innovar, siempre vamos aprender más de las caídas que de los éxitos debemos aceptar esto, por supuesto debes saber que querés en realidad antes de decírselo a los demás, primero debemos preguntarnos y escucharnos nosotros.
Resumiendo ser original es ser vos mismo, sin tapujos, no ocultar nada, mostrar tus sentimientos y deseos, internamente y en público, no actuar como si fueras perfecto o esconder tus defectos, significa hacer lo que tenes ganas, no lo que te dicen que debes hacer, aunque la mayoría lo esté haciendo o te señale, vestite como quieras, pensa como quieras, en fin la vida solo es un aprendizaje ¿porque vivirlo como nos dicen los demás?.