El prominente contador
Cuenta la historia, que aquel joven de 20 años, alumno ejemplar, cursaba el último año de su
impecable carrera que lo catapultaría a ser un exitoso contador. Era de esos que se “tragaban”
los libros y estudiaba más de lo que cualquier mortal promedio podría llegar a pensar. A pesar
de su juventud, ya trabajaba como inspector en una obra social, pero sus ansias de triunfar en
el mundo contable lo hicieron renunciar a dicho empleo y en su cabeza empezó a maquinar
explotar al máximo el estudio contable que su padre poseía. Casi que su vida, en aquellos años,
sólo podía tener como horizonte su carrera profesional: poca vida social, nada de deportes y
poco sexo opuesto a su alrededor. Ideal para cualquier empresa. Inteligente, estudioso,
pausado para la charla y un “encantador de serpientes” para los acuerdos y negocios.
La solitaria dama
Para arrancar, hay que decir que la “dama” siempre fue una niña bien, padres con un muy
buen pasar económico, que siempre le dieron todos los gustos y nunca le hicieron faltar nada,
pero con historias de amor complicadas. Desde chica, y como se acostumbraba en esa época,
su familia le decía que su “primer amor serio” no le convenía, no era para ella. Casi como un
acto de rebeldía innato, ella insistió en ese amor. Ese amor que la alejó de su familia, que
empeoró con la muerte de su padre ya que recrudeció los enfrentamientos con su madre y su
hermano, hasta romper del todo la relación.
Los años le dieron la razón a su familia, ese amor no era correspondido, la “dama” sufría por
los desplantes, las traiciones y eso la llevó a las peleas constantes con su círculo íntimo. No
había una sola persona que no le contara de los amoríos, de quien para esa altura ya era su
esposo, las innumerables aventuras extra matrimoniales y el temor familiar porque todo esto
empezara a perjudicar la tan buena posición económica de la “dama”, que se sentía agobiada,
pero no quería dar el brazo a torcer.
Ella no quería asumir ese fracaso, no quería escuchar el murmullo cuando pasara cerca de
alguien, iba a mantener ese mandato social de que el matrimonio dura hasta la muerte, pase
lo que pase.
El tiempo pasaba y nada mejoraba.
Hasta que irremediablemente un día todo empeoró. Ese amor que defendía a capa y espada,
un día le dio un golpe certero, casi mortal. Que la hizo “reaccionar”, empezó a temer por quien
tenía al lado, aunque su mandato social seguía siendo más fuerte.
El quiebre llegó el día en que, a punta de pistola, el “amor” de su vida enfrentó y le disparó a
quien era su amante, en medio de un escándalo y un ataque de celos, lastimando una de las
manos de la amante, la cual le inició una causa penal por ´intento de homicidio´ y a partir de
allí, la situación económica de ese ´esposo´ tan criticado por todos, mostró una clara debacle
que sólo se sostenía a fuerza de plata, plata y más plata.
La habilidad comercial del “esposo” hizo que el común de la gente supiera poco del caso en
cuestión y la condena en suspenso apenas se supo a voces, aunque la economía familiar, a
pesar de todos los malabares, se había visto afectada de manera considerable.
Impávida, la “dama” buscaba una solución al conflicto económico, pero no solo encontró ese
apoyo, sino que después de mucho tiempo vio una luz al final del túnel.
Una tarde del año 2001, la “dama” llegó al estudio, donde el joven, ´proyecto´ de contador, ya
se había comenzado a hacer cargo de varios asuntos, obviamente, bajo la atenta mirada de su
padre, el cual depositaba en ese joven mucho más que el futuro del estudio.
La “dama” quería que alguien le solucionara todos sus problemas, para los cuales su actual
contador no daba a vasto. Estaba triste, nerviosa, angustiada y casi sin rumbo.
Una vez en el estudio, el padre del ´futuro´ contador vio en el hijo la persona indicada para
empezar a hacerse cargo de los temas importantes, al joven de 20 años solo le faltaban unos
meses y tendría el título habilitante.
Ese día, todo cambió…
La “dama” encontró en ese joven mucho más de lo que fue a buscar. Le dio paz, tranquilidad y
la trató como hacía rato no la trataban (o nunca la habían tratado)
El joven era capaz de escuchar a la “dama” durante horas, darle el consejo justo y en algunas
ocasiones con solo poner el oído era lo que ella estaba buscando.
A partir de allí, una nueva historia se empezó a escribir, el joven contador y la dama (la cual
tenía la misma edad que su madre) comenzaron a tallar una historia, que, con el correr de los
años, casi casi trascendería las fronteras de lo laboral…
Una historia de amor (no correspondido), dinero, despecho y mucho más
Continuará…
