Me subí al tercer tren del día y antes de que arranque desde Constitución a La Plata y me quedé mirando por la ventana a un señor mayor que aparentemente vive en la calle o pasaba mucho tiempo en la calle y vivia en otro lado (ese dato te lo debo) pero encaja con el perfil de lo que antes se le llamaba Linyera, Pordiosero o (más despectivo aún) Croto. Si ¡ya se! ¡Ya se! el eufemismo es medio chocante pero antes a la gente que vivía en la calle se le decía de esa manera, no se hagan los boludos. Este hombre en cuestión era muy gracioso le hablaba a un peine que usaba de micrófono como si estuviera conduciendo un programa de radio AM, hasta donde escuché hablo del clima, de la formación de boca y cantó una canción de Armando Manzanero (ya que conducía también musicalizaba). No me pregunten el ¿porqué? pero me hizo acordar a El Viejo Salinas.
Así me lo presentaron mis padres cuando era chico “Si no te portas bien el viejo Salinas te va a llevar” me decían agarrándome fuerte del brazo delante de él y señalándolo (la diplomacia te la encargo) Salinas miraba al adulto a cargo en ese momento con una cara de sorpresa y miedo ¿Qué hice yo para que me encajen a este prototipo de persona? y yo pensaba en el pobre hombre que ya tenía sus problemas (o no) y tener que lidiar con un boludo de diez años como yo solo porque mis padres no sabían ponerme límites, me parecía mucho para él y para mí.
Siempre hay miles de historias, mitos y leyendas que rodean a la gente mayor que viven en la calle, entre más comunes están:
- Era un doctor millonario que se volvió loco.
- Era un genio que descubrió una cura para una enfermedad, pero gente mala lo internó, se volvió loco y luego lo dejaron en la calle.
- Ganó mucha plata en la lotería y se re mamo. Viajo a Disney, se subió re loco a una montaña rusa con uno que estaba disfrazado de Mickey, en un rapto de locura lo empujó desde lo más alto y si bien Mickey no murió tuvo varios problemas. Estuvo un tiempo preso en Orlando, Florida. Perdió los millones pagando la fianza y el tratamiento recuperación de Mickey y por eso se volvió loco.
La tercera versión no es tan común pero les aseguro que la escuché. La cuestión es que siempre se dice algo de la gente mayor que vive en la calle.
Una vez conmovido por la imagen de Salinas que solía dormir en la entrada del viejo cine e invadido por el espíritu navideño le regale un Pan Dulce ¡Mira que idea más boluda! Pensé después de regalárselo. Se lo deje en el piso, con una agachada de cabeza el agradeció y me fui a esconder detrás de un árbol quería ver qué se lo comiera para sentirme un gran ser humano, doce años tenía.
Hoy lo pienso y digo: ¡Que pelotudo! ¿Qué me había pasado por la cabeza? Era ese momento previo a la navidad en la que nuestras familias nos torturaban con Mi pobre Angelito y todas esas películas que apelan a la sensiblería barata o a canciones como esa la de León Gieco… esa que hablaba de un niño al que le regalaban un pan dulce….Esa que es tan deprimente que puede hacer que se suiciden en masa toda las comparsas de Gualeguaychú ¿Cómo se llamaba? ¡Ah ya se! La Navidad de Juan. ¿Seria esa mezcla de emociones lo que me llevo a cometer semejante acto de “caridad” de mi parte? no sé, hoy me siento un boludo ¿Habré pensado que se iban a solucionar sus problemas (si es que lo tenía) con un pan dulce? ¿Estaba aprendiendo a manejar a mis doce años esa hipocresía de adulto gracias a la cual todos creen que todo se soluciona con plata? ¿Quería demostrar que me importaba el prójimo? No lo sé.
¡Nunca comió el pan dulce y con toda razón! Era una porquería incomible. Le pedí a mi madre una cierta cantidad de dinero para hacer esa obra de caridad, cuando sentí el peso de la plata en mi mano entre al almacén y compre el pan dulce más barato para ahorrarme unos pesos y gastarlo en una pistolita de agua. Pensando a la distancia estaba haciendo malversación de fondos y lavado de dinero.
Se que murió Salinas y mucha gente que lo conoció tiene una imagen de él a veces estas imágenes son alimentadas por prejuicios, otras veces son alimentadas por mitos y rumores. Pero nunca alimentada por un Pan Dulce barato.