Desde que me entere sucesos de la vida privada de Michael Jackson me da cierta desconfianza todo lo que rodea o rodeaba a su vida e incluso a su faceta artística.
Yo se que está mal. Mi visión es equivocada. El tipo era un genio, un fuera de serie, un tocado por la barita mágica y aunque sé que puede llegar a sonar un tanto polémico usar la palabra tocado en la misma oración que nombre a Michael Jackson me hago cargo de lo que escribo.
Tendría que saber diferenciar lo que era su vida privada de la pública y mi sugestión no tendría que abordar el aspecto artístico. Tendría… Tendría… Pero como nunca me gusto realmente Michael Jackson para mí era un pervertido de esos peligrosos. Aunque bailara muy bien.
Concentrarse en ideas preconcebidas de las personas a través de la poca o mucha información que ellas nos pueden dar es lo que yo llamo el “Síndrome de Michael Jackson”.
Es como cuando te enteras que el que hace las hamburguesas afuera de la cancha estuvo 15 años presos por matar a su padre y hacerlo picadillo o como cuando sabes cómo trata el dueño de un restaurante a sus empleados en ambos casos a mí se me va el apetito instantáneamente. Eso para mí es el “Síndrome de Michael Jackson”. A quien juro que no prejuzgue fue al novio de mi ex.
Con Noelia terminamos muy bien una relación de cinco hermosos años ahora que lo pienso quizás los años más felices de mi vida (cuando digo que la relación termino muy bien me refiero a que yo me pase llorando los tres meses siguientes y ella haciendo su vida como cualquier ser humano normal).
Mucho tiempo después nos convertimos en buenos amigos y un día organizó una cena para presentarme a su nuevo novio que era oficial de la marina de EE UU.
Acepte la cena porque aun la quería y mal que mal dejando de lado mi egoísmo una parte de mi resignaba la idea de verla en brazos de otro con tal de verla sonriendo. Lo pensé, una, dos, tres veces luego acepte y me arrepentí muchísimo.
Sabiendo que iba a estar muy bien acompañada por su novio yo fui de la mano de mi gran amante de siempre la mentira. Fuimos a un lugar de esos donde se toman algo y después se baila creo que le llaman confitería (no soy de salir mucho). Estaban ellos dos muy enamorados y yo supuestamente ansioso esperando a que aparezca mi nueva novia que (para no ser menos) dije que era una respetada bióloga de 23 años y una terrible bomba sexual.
La cuestión es que al novio de ella no lo prejuzgue en ningún momento. Desde el saludo inicial, las primeras palabras fueron dirigidas a los dos, siempre que contaba algo de mi vida intentaba mirarlo a él y como integrándolo a la charla.
David hablaba un castellano un tanto rustico y medio difícil de entender, cuando no sabía que palabra usar la miraba a ella y Noelia le hacía de traductora. Pude notar a simple vista que aun estaban pasando por esa etapa de conejo en el que no pueden parar de acariciarse besarse etc. Un asco.
Mas allá de estos detalles que me torturaron el alma, la noche transcurrió de modo apacible y en un momento hasta me corrí de mi ego y vi que hacían una linda pareja.
Empecé a mirar medio raro al fulano cuando me percate que al rededor de su plato había un par de escamas verdes como las de un pescado. Ya una sola escama sería raro yo intentaba hacer que mi ex notara esta anomalía pero ella parecía no darse cuenta. Aun así no deje que mi prejuicio me venciera e hice como que no vi nada.
El segundo dato que me llamo mucho la atención fue la manera en orinaba. Cuando me dieron ganas de hacer lo primero me fui al baño para que aprovechen mi ausencia y se hicieran unos mimos, él le bese el cuello a ella y ella le acaricie la pierna de manera provocativa, pero para mi sorpresa David entro al baño casi a la par mía.
Se paró a dos metros del urinal se bajo la bragueta y desde ese oscuro lugar salió un chorro de liquido fosforescente y espeso que no se parecía a ninguna orina que haya visto y eso que trabaje en un laboratorio de análisis clínicos y me llegaban muestras rarísimas, me quede impactado mirando el espectáculo que duro menos de un minuto, cerro su bragueta, me miro, me guiño el ojo derecho y salió del baño sin lavarse las manos.
La gota que rebalso es la manera en que bailaba. Meneos, pasos extraños, la caminata lunar, hacia ese paso que uno empieza haciendo como una ola desde el brazo derecho y termina en el izquierdo se tocaba la entrepierna a menudo, pegaba grititos, llamo la atención de todos los concurrentes que dejaron de bailar solo para mirarlo.
Hizo ese paso que hacia Michael Jackson que ponía los dos pies juntos y se inclinaba hacia adelante en una maniobra físicamente imposible, todo esto sin transpirar una sola gota de sudor y mira que hacía calor.
Ahí me pudrí me acerque al oído de Noelia y le dije:
- Mira nena, tu novio es un extraterrestre lamento ser yo el que te saque la venda de los ojos pero es así.
- ¿Qué?- pregunto ella sorprendida-¿Por qué decís eso?
- Se le caen escamas, mea a dos metros del inodoro y con un color fosforescente y como si fuera poco baila como un animal sin transpirar una sola gota.
- Vos lo decís de envidia ¿no te gusta verme feliz no?
- No me gustaría verte embarazada ¿nunca viste ninguna película de alienígenas no?
- ¿Eso que tiene que ver con todo esto?
- Vos asegúrate de no poner en riesgo a la especie humana.
Pegue media vuelta y me fui.
Hoy mirando Instagram vi que tuvieron una hermosa niña que ya debe tener casi dos años. La foto era de un atardecer de verano en alguna carretera al lado de un caro vehículo utilitario, a golpe de vista no note nada raro, pero luego vi que el proyectaba una imagen muy extraña en su sombra, como si fuera la de un lagarto.